domingo, 11 de enero de 2009

38 AÑOS CON LOS TURRONCITOS DE MARTÍN BENITES VEGA

El personaje de la presente edición es MARTÍN BENITES VEGA, chiclayano de nacimiento.
Lleva 38 años elaborando “turroncitos norteños” como él los llama. Con este singular oficio ha logrado educar y dar profesión a sus hijos.
Nos cuenta que tuvo que venir a radicar a Sullana, porque a su esposa, su priemer compromiso, no le “acentaba” el clima de Chiclayo. En esa ciudad, ya elaboraba estos deliciosos dulces naturales a base de maní, coco y azúcar.
Instalado en Sullana, la gente desconfiaba de su producto, por lo que inicialmente tenía que regalarlo y de esta manera poco a poco logró la aceptación del exigente público de esta contrastante ciudad. Eran los primeros años de la década del 70, cuando el general Velasco ponía en salmuera a los terratenientes piuranos.


Cuenta Martín que entre sus clientes favoritos estaban los yugoslavos que adquirían por mayor su producto, logrando amistad con algunos de ellos y que en una oportunidad le explicaban cómo estaban construyendo la represa de Poechos. Comentaban entre otras cosas, que los almaceneros y capataces de la obra eran obligadamente yugoslavos, pues no confiaban en los peruanos, pues hacían cosas indebidas con el material a su cargo. La obra tenía que construirse de acuerdo a lo que se indicaba en el proyecto. ¿Se imaginan lo que hubiera pasado en las lluvias del 83 si es que la represa no se hubiera construido, por ejemplo, con la mezcla de cemento, arena y fierro, indicados en el proyecto?. Pues simplemente no hubiera resistido el embate de la naturaleza.... ¡que barbaridad!...
En otra oportunidad, nuestro buen Martín recibió un plomazo... El venerable chisme no se hizo esperar y pasados los años cundieron las mas inverosímiles historias... Unos decían que por perseguir a un ladronzuelo, este le clavó un balazo que le quitaron las ganas de seguirlo y mas bien fue a parar al hospital... Otros dicen que fue una balacera infernal entre custodios del orden y delincuentes donde el único herido fue Martín, por chismoso... Pero, el chisme que más se “regó”... ya no pues..., dice que un marido ofendido lo “correteó” por toda la Tarapacá a punta de balazos hasta que le clavó una por el rabo... que lo hicieron saltar de dolor y al hospital se ha dicho...no se pasen pues... Nos cuenta el buen Martín, que la verdad es fue un disparo casual salido del revolver de un policía, después de capturar a un sujeto que le había arrebatado no se que cosa a una dama... Dice Martín, escuche un “pac” al mismo tiempo que sentí por el muslo como un fuetazo, que me hizo recordar esos que me daba mi papá, que no le dio importancia... antes cuando un señor me dijo -oiga que le pasa que está rojo su pantalón- se tocó y era sangre... al hospital fui a parar... era que la balita se había metido por el muslo encima de la rodilla... después pensaba, caramba podría haber muerto si es que me caía por otro lado... se me “erizó” el cuerpo...
Pero también con mucha tristeza nos recuerda el reciente fallecimiento de su segundo compromiso, su querida esposa, Gladys Suclupe Vidaurre, acaecido el 14 de febrero del 2008, dejando 4 menores, aún en educación secundaria... no puede ocultar una furtiva y traicionera lágrima...
Bueno pues, pero el buen Martín sigue aquí en la Tarapacá ofreciéndonos sus sabrosos turroncitos norteños... Hasta que Dios quiera... dice el buen Martín.
Martín agradecido por esta nota periodística, está regalando un paquetito de sus turroncitos a quien le muestre la compra de un ejemplar de nuestro periódico... Muy amable Martín no es para tanto...

No hay comentarios:

Publicar un comentario